Estamos por culminar uno de los meses más importantes de este año aunado al tema de la maternidad: ya que que fue la celebración de la semana mundial de la lactancia materna. Y aprovechando el tema, del cual aún existen muchos prejuicios o tabúes, es un tema en el que actualmente existe mucha información fidedigna y de primera mano. Y es que, una de las interrogantes que se hace la familia, las amistades y la sociedad en general, es: ¿hasta cuándo dejar de lactar?
¿Qué beneficios tiene un apego prolongado con el bebé?
Y es que no solo nos referimos al tema de la lactancia, sino en general a otros más. La Organización Mundial de la Salud, recomienda que la lactancia sea extendida a los 2 años o poco más, y no se han constatado riesgos físicos ni psicológicos en niños que toman pecho por encima de los 2-3 años de edad. Y pese a que un organismo de clase mundial asevera y recomienda esto, a muchos les preocupa que un bebé más allá del año y medio sea alimentado por leche materna. Sin dejar de lado que también les inquieta o molesta que un niño sea cargado en brazos o simple y sencillamente duerma con sus padres. ¿Pero por qué le preocupa este tema a la sociedad si al fin de cuentas ese niño o niña está siendo criado en un hogar donde lo único que está recibiendo es algo benéfico para él o ella? Aquí a las únicas personas que debe de competer este tema de crianza es a los propios padres. Ellos sabrán que decisiones tomar y hasta cuando lo harán.
¿Por qué debe de darse por hecho que el apego en un niño es algo insano? Jhon Bolwby en su teoría del apego, argumenta: “Un niño que sabe que su figura de apego es accesible y sensible a sus demandas les da un fuerte y penetrante sentimiento de seguridad, y la alimenta a valorar y continuar la relación”. Y eso es precisamente lo que se puede lograr a través de una crianza amorosa y respetuosa que va encaminada hacia el contacto emocional, físico y psicológico del niño. Cualidades que también son cubiertas a través de la lactancia, porteo y colecho.
El contacto en la relación madre-hijo es un vínculo no sólo de satisfacción de necesidades primarias, sino que también existe un fuerte vínculo afectivo, lo que se traduce a un óptimo desarrollo del niño. Por ello, tanto la lactancia y el porteo deben de ser a oferta y demanda, tanto como se quiera y hasta dónde se quiera. Llegará el día en que, así como llegó, culmine esa bella etapa de la lactancia o del porteo, pues nada es eterno. Los beneficios si son perdurables y te aseguro que con los años te darás cuenta del gran ser humano que forjaste, no sólo de tu seno, sino del acompañamiento y seguridad que le otorgaste en sus primeros años de vida.
Por eso, ahora que quieres y puedes, vive de manera informada tu maternidad ¡empodérate! ¡tú y tu bebé son los únicos que pueden decidir! Pues lo mejor de ti, NO TIENE FECHA DE CADUCIDAD.
ALE COLLAZ (ASESORA DE PORTEO)
Fotografia: Gracias a Alejandrina Sanchéz, Asesora de porteo por permitirnos usar su imagen